
Imperio Rojo
Cultivando con Pasión
Imperio Rojo
A una altitud de entre 1,600 y 1,800 metros sobre el nivel del mar, en las tierras altas de Costa Rica, Imperio Rojo representa más que una finca cafetalera; es el resultado de años de determinación, transformación y pasión.
Lo que comenzó como un sueño por agregar valor a su cosecha se ha convertido en un modelo de microbeneficio que permite al productor supervisar personalmente cada etapa del proceso.
Su historia es una de reinvención: pasando de la construcción y el trabajo con maquinaria pesada a la producción de café de especialidad, impulsados por el deseo de comprender y mejorar lo que ofrecían.
La finca cultiva una amplia variedad de plantas reconocidas por su excelencia en taza: Ethiopian 47, Kenya, Geisha, SL28, Villalobos y Catugeisha. Esta diversidad botánica va de la mano con un ambicioso programa de procesos que incluye métodos natural, honey, lavado, reposado, doble lavado y anaeróbico.
Estas técnicas, aplicadas con precisión e intención, están diseñadas para resaltar las cualidades únicas de cada variedad y microlote.
Con una producción anual de aproximadamente 400 fanegas y un equipo de cosecha compuesto por unos 35 recolectores panameños temporales, la finca opera con un enfoque claro en la consistencia y la calidad.
Aunque no provienen de una larga tradición cafetalera, la generación actual ha tomado la base sembrada por el trabajo a pequeña escala del padre y la ha transformado en un proyecto de café de especialidad gestionado profesionalmente.
La transparencia, la responsabilidad y el compromiso a largo plazo definen su enfoque, tanto en el campo como en sus relaciones con los compradores.
Exportando desde 2012, Imperio Rojo sigue creciendo con el objetivo de dar a conocer su café en todo el mundo. Cada envío que llega a una taza en el extranjero representa un momento de orgullo y motivación renovada.
El mayor anhelo del equipo es ser reconocidos por la calidad que producen y asegurar su lugar en los mercados internacionales, no solo como exportadores, sino como artesanos del café de especialidad cultivado con propósito.






