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Las Lajas 

Trabajo duro en cada taza de café.

Las Lajas

Para Óscar y Francisca Chacón, el café es mucho más que un cultivo; es el hilo que entrelaza el pasado, el presente y el futuro de su familia. Como productores de tercera generación en el Valle Central, su conexión con la tierra es profunda.

Pero no fue hasta el año 2005, tras una pérdida personal y una crisis financiera nacional, que tomaron la valiente decisión de construir su propio micro beneficio.

Este cambio no solo les permitió superar un momento difícil, sino también redefinir su papel en el mundo del café, transformándose de productores en innovadores, exportadores y guardianes de la calidad.

La finca Las Lajas se extiende a lo largo de 80 hectáreas, entre los 1,300 y 1,700 metros sobre el nivel del mar, donde cultivan más de 20 variedades, entre ellas SL-28, Villa Sarchí, Bourbon y Milenio.

Estos diversos lotes se procesan utilizando una amplia gama de métodos experimentales y tradicionales, desde Yellow Honey y Red Honey hasta fermentaciones anaeróbicas como el Black Diamond.

Cada cosecha, entre 100 y 200 trabajadores temporales, principalmente de Nicaragua y Panamá, apoyan el enfoque intensivo de la familia Chacón, asegurando que cada grano sea recolectado y manejado con sumo cuidado.

La innovación y la sostenibilidad van de la mano en Las Lajas. La finca incorpora prácticas de agroforestería y reforestación, reutiliza la pulpa de café como compost y sigue protocolos internacionales de agricultura responsable.

Las decisiones agronómicas se toman con el acompañamiento de asesores externos, pero siempre están arraigadas en el conocimiento heredado de generación en generación. Para Óscar y Francisca, este equilibrio entre ciencia y tradición es lo que define el carácter único de su café.

Hoy, Las Lajas exporta más de 2,500 sacos al año a compradores de café de especialidad en todo el mundo. Sin embargo, para la familia Chacón, la verdadera recompensa es algo mucho más personal: el orgullo de saber que cada taza refleja su historia, sus valores y su dedicación inquebrantable.

Esperan que las próximas generaciones sigan llevando la antorcha, cuidando la tierra y profundizando la conexión entre el suelo costarricense y los amantes del café en todo el mundo.

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